Todo surge de estímulos aleatorios

 

Provocador. El director maneja la ironía, el humor y la inteligencia, además de interpretar al cine como acto político. Jean-Gabriel Périot, el protagonista de un importante foco en el festival Bafici. Este director francés nacido en 1974 presenta mañana por última vez su selección de cortometrajes, un conjunto apasionante, variado y polémico sobre diferentes temas que aborda siempre con talento.

Ya sabemos: el Bafici es una jungla donde todo parece igualmente importante. Por eso es que hay que correr riesgos, elegir casi al azar y mirar películas, muchas de ser posible. Entre esas visiones casi aleatorias, aparecieron los programas de Jean-Gabriel Périot, francés de origen, joven, realizador de cortometrajes, pero no de cualquier cortometrajes.

Périot es un experimentador formal que intenta contar historias a partir del mundo como es o como otros lo han registrado. A ver: el tipo toma imágenes de Hiroshima y todo el corto son esas imágenes físicas que explican la destrucción de una ciudad, el horror de la guerra, la ironía posterior del Japón (el mundo) moderno. O concatena imágenes de la brutalidad policial en blanco y negro con un furioso rock pesado, generando en el espectador una sensación mucho más potente que el simple enunciado de tal o cual abuso. O, tomando directamente un registro él mismo, pone una cámara y vemos a un joven decirle a sus padres y sus amigos que es gay, pero que gay no es amar la ópera o "ser fino", sino que él es gay porque le gusta coger con hombres, cuanto más fuerte y festivo, mejor Ironía, humor e inteligencia, pero también el cine interpretado como acto político, es lo que propone este director.

 

¿Cómo elegís el tema de cada una de las películas?

Por lo general siempre trabajo sobre cuestiones que me interesan desde siempre: la violencia, la memoria, el mundo del trabajo, cosas sobre las que no dejo de leer y sobre las que me sigo interrogando. Así que sigo tratando de aprender sobre esos temas e informarme, y lo que suele suceder es que, en el transcurso de esas lecturas, aparece un elemento, una imagen o algo sobre lo que me detengo y que me permite comprender mejor y me motiva a hacer una película. A veces es un archivo que me permite volver a cuestiones que son recurrentes; a veces es algo mucho más sutil. Pero no me propongo de entrada hacer una película sobre tal o cual cuestión: surge de estímulos aleatorios que se combinan con mis propias preocupaciones.

 

¿Y la forma? Porque aunque tus películas se pueden unir en un cuerpo común, son muy diferentes entre sí.

La forma aparece al mismo tiempo que el tema. Desde el momento en que comienzo a construir con una idea, las dos cosas no se pueden disociar. De hecho, muchas veces sucede que el propio material me impone su forma y simplemente sé que debo hacerlo así: no hago absolutamente nada por forzar o cambiar algo para que sea de otra manera. Hay algo en las imágenes que me indica la dirección a seguir.

 

¿No se corre el riesgo que, de tanto jugar con las imágenes, el tema se pierda y sólo quede el juego estético?

Lo que sucede es que yo trabajo por acumulación de imágenes. Otros realizadores van en busca de tal o cual imagen y desarrollan el film explicando cómo se la lee. En mi caso es más bien acumulación, lo que impide que se pierda algo importante de la imagen y que se vayan sumando los sentidos. De esa manera el tema permanece e incluso el espectador siente que en algún caso se va demasiado lejos. En otro sentido, no tengo demasiado claro cómo funciona la selección, porque es un proceso interno, casi instintivo que no puede ponerse en palabras. Lo cierto es que creo lograr que no se arruinen las imágenes ni su sentido al acumularlas.

 

Lo interesante es que en los films con material de archivo, vos organizas un material que primero seleccionó otro cuando registré esas

Es cierto: yo siempre tengo en cuenta que, cuando trabajo con material de archivo, se trata de una mirada ajena y que, en ultima instancia, estoy poniendo en la película mi propia mirada. Pero también estoy un poco a salvo de que esas dos miradas generen algún conflicto porque, salvo excepción, no utilizo imágenes que tengan una marca autoral muy distintiva, sino más bien noticieros, publicidades, registros periodísticos, que tienen muy borrado a su autor y suelen estar muy formateadas De esa forma, hay una suerte de transparencia entre mi trabajo y el espectador que no pone demasiado en cuestión a quien media por haber registrado esa imagen. Aunque es cierto que está y que es una pregunta que me hago constantemente.

 

Hay también una forma casi musical, abstracta, en cada película.

Casi todo se hace durante el montaje. De hecho, para mí lo que termina de dar unidad y de construir un film es la música, que logra darle una cohesión a material totalmente disímil muchas veces. Trabajo el montaje como una partitura, escribiendo el film al combinar las imágenes y su duración con la música. Eso genera otros sentidos también y esas elecciones son bien personales, reflejan mi mirada sobre las cosas pero al mismo tiempo le dan valor a los temas. Yo lo que quiero es narrar una historia a partir de las imágenes, ver qué historia narran y ponerla en la pantalla.

 

¿Llegaste al cine por casualidad o por una elección consciente?

En realidad de chico quise siempre hacer cine pero, claro, desde una perspectiva más industrial, sólo pensaba en el cine como en el de Hollywood. Pero después me dediqué a la comunicación y trabajé bastante en los medios haciendo cosas más bien rutinarias. Pensaba que se podía hacer cine de una manera diferente a la tradicional y comencé por eso. Primero hice una instalación en un museo, que incluía un pequeño video hecho por mí, pero la verdad es que es demasiado trabajo para que se vea poco y poco tiempo. Y más tarde vi una retrospectiva de las vanguardias estadounidenses de los anos 70 y ahí me di cuenta de que las cosas se podían hacer de otra manera, fue una especie de revelación. Eso y el trabajo sobre todo de Jean Vigo y Dziga Vertov fue lo que más me marcó.

 

¿Sos consciente de que es un cine que apela a una conciencia constante de que hay alguien jugando con el material?

Una cosa que quiero es que el publico se dé cuenta de los mecanismos de manipulación y de propaganda. De algún modo yo los uso, pero para provocar el interés del espectador en ir más lejos, hacerse preguntas sobre esos propios métodos y sobre los temas que desarrollo. Es un poco mostrar todo el tiempo el mecanismo para desmontarlo definitivamente.

 

 

Critica de la Argentina, 16 de abril de 2010